Las asociaciones -en representación de los colectivos gitano, musulmán, latinoamericano, saharaui, rumano o nigeriano- reseñaron que el odio es, «sobre, todo hacia la pobreza». Reconocieron que hacia el inmigrante «con dinero» no existen este tipo de conductas. «Si tuvieran mucho dinero no pasaría», aseguraron desde la Asociación Intervalo de Langreo, además de añadir que cuando les piden a alguien para un trabajo en muchas ocasiones concretan que «no se les manden» candidatos de ciertas nacionalidades o etnias.
«Me encuentro barreras y discriminación constantemente desde que estoy en España», explicó el representante del Centro Islámico de Asturias. Sus vivencias personales van desde problemas a la hora de homologar sus títulos a conseguir la nacionalidad, pero el que más le preocupa es, también, el trabajo. «Ahora mismo cobro el salario social pero yo no quiero limosna, quiero ganarme un sueldo con mi sudor», afirmó. Agregó que se encuentra en una «situación delicada». «Si consigo un trabajo que dure muy poco tiempo, algunos meses o incluso días, me quedo sin nada. Pierdo el salario social y tampoco me dan paro. Así no puedo cuidar de mi familia», explicó el portavoz del Centro Islámico. «Mi hijo me pregunta que de qué trabajo y me avergüenza no tener una respuesta que darle», sentenció.
El mundo laboral español no es la única de las grandes barreras a las que se enfrentan. El acceso a la vivienda también es uno de sus principales dramas. Al parecer no son raros los arrendadores que se niegan a alquilar sus viviendas a personas de otras etnias. «Se dan muchos casos. Llamar a un anuncio y que todo sean facilidades pero cuando ven que se es de otra etnia negarse a alquilar dando todo tipo de excusas», comentó un miembro del Secretariado Gitano. «También hay casos de inmobiliarias que se niegan explícitamente a alquilar a gitanos o a rumanos», denunciaron desde la Asociación de Rumanos de Asturias.
El punto de vista de la Ley
Alberto Rodríguez Fernández, fiscal delegado de delitos relacionados con la discriminación y el odio en Asturias, aportó la perspectiva legal de la cuestión. «Estos colectivos muchas veces en situación de exclusión social y su relación con las instituciones -policía, juzgados- es algo temerosa.», afirmó Rodríguez. Para él, el papel que juegan las asociaciones es de «importancia» ya que es una vía para que puedan llegar denuncias de casos que, de otra manera, no lo harían. «Piensan que van a tener problemas o que no se les va a creer. Tienen múltiples razones, entendibles la mayoría, porque nos ven con desconfianza», explicó el letrado.
Precisamente, el hecho de que determinados delitos se cometan por motivos de discriminación sexual, étnica o religiosa influye mucho legalmente ya que, con el código penal en la mano, constituyen un agravante que establece penas más altas. «En estos casos se entiende que no es lo mismo un delitos de lesiones de una pelea normal y corriente que las lesiones por motivos de discriminación, ya que es más grave el ataque desde el punto de vista de la sociedad», contó Rodríguez. También especificó que hay otro tipo de delito que consiste en la incitación al odio, y que no requiere el paso siguiente del ataque sino que «prepara el caldo de cultivo para que se produzcan esos ataques».
En ese contexto, Internet está jugando un papel destacado. Según el fiscal, es una herramienta que se puede usar para «un fin bueno o un fin malo» ya que la red da mucho alcance a lo que a veces se quedaba en unos círculos más reducidos. «Transmite ideas de todo tipo, incluyendo estas de discriminación, y también permite reunirse a gente que antes estaba aislada lo cual multiplica el efecto de esos mensajes de odio. Es muy difícil de atajar esta cuestión porque es ponerle puertas al campo el tema de Internet», opinó el fiscal delegado.
http://www.lavozdeasturias.es/noticia/asturias/2016/11/29/existe-discriminacion-asturias-sobre-pobreza/00031480446537074281350.htm
Comentarios recientes